En el corto plazo, el incremento en los valores del petróleo elevará el precio de exportación del gas a Brasil y Argentina, aumentando el valor de las exportaciones, pero incrementará las importaciones de combustibles. En el mediano plazo, podría bajar el valor de las exportaciones del gas.
Los precios del petróleo y los granos que produce América Latina se dispararon por la guerra en Ucrania, una situación que a primera vista parece positiva para la economía regional pero que tiene una contracara: es la vuelta de la inflación galopante, de los alimentos y el combustible por las nubes.
El FMI lanzó una advertencia: la invasión rusa de Ucrania provoca una onda expansiva que dispara el costo de alimentos y energía, con impactos “sustanciales en algunos casos”.
El remezón es generalizado en una región que tiene una tasa de inflación promedio anual de 8%, con extremos de más de 50% en Argentina, más de 10% y en ascenso en Brasil, e hiperinflación endémica en Venezuela.
Algunas naciones latinoamericanas son importadoras netas de petróleo, por lo que el fuerte incremento de los productos energéticos -el crudo rozó su máximo histórico de 147,5 dólares el barril hace algunos días- perjudica sus finanzas.
Otros, como Colombia, que tienen en el crudo su principal exportación, o México, cuya canasta petrolera subió de precio, tratarán de compensar el aumento de los alimentos con los extras del oro negro. Sin embargo, ningún país estará a salvo del flagelo inflacionario que vino con la guerra.
El sensible aumento del crudo ha golpeado a casi todos los países, incluso a algunos productores que tienen que importar derivados.
Efectos en Bolivia
Sin duda alguna, el primer impacto de la invasión rusa fue el abrupto incremento del precio internacional del petroleo y gas, como nunca antes muy por encima de los 100 $us/barril y 5 $us/MM pies cúbicos de gas. Después de la debacle de la crisis petrolera del 2014, de inmediato los aliados de Ucrania dispusieron sanciones a Rusia en cuanto a exportaciones por ende el resto de los grandes consumidores mundiales (China, India, USA, Japón, etc) volcaron más aún la mirada y elevaron las importaciones de Medio Oriente y África para abastecerse de hidrocarburos y derivados de la petroquímica.
“Esto sin duda lo vemos aquí donde la actividad petrolera se ha incrementado abismalmente”, señaló Carlos Saravia, especialista en el sector hidrocarburífero y colaborador de Energy Press.
Por su lado, el exministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, dijo que en el corto plazo, el incremento en los precios internacionales del petróleo elevará el precio de exportación del gas natural boliviano, a Brasil y Argentina, incrementando de esta manera el valor de las exportaciones y los impuestos y regalías que aporta el sector a la economía boliviana; sin embargo, también incrementará las importaciones (y el subsidio) al diésel oíl y las gasolinas.
“Si esta crisis de precios impacta negativamente en la actividad económica mundial, entonces en el mediano plazo, quizás bajen los volúmenes de exportación, disminuyendo (de esta manera) el valor de las exportaciones de este producto”, aclaró el exautoridad.
El consultor en Hidrocarburos, Jorge Marquez, indicó que si a esto se suma una crisis energética sin precedentes, dentro de unas políticas de transición a las energías limpias que desalentaron la inversión en nueva producción de petróleo y gas, el panorama se complica aún más.
“El gas de repente se volvió importante, después de haber sido excluido de la lista de fuentes de energía baja en carbono y como principal exportador para Europa, Rusia se ha convertido en el centro energético de Eurasia y principal beneficiado de la escalada de precios”, sostuvo Marquez.
Por último, si sumamos una transición energética que no acaba de despegar y una jugada estratégica económica- energética de Rusia para convertirse en centro energético mundial, vemos que no tendrá mayores consecuencias para Bolivia en la presente gestión, con un balance favorable para las exportaciones Vs las importaciones, remarcó el consultor.
Empresas rusas en el país
Por otro lado, las pocas empresas rusas que operan en Bolivia, como GAZPROM y ACRON solo han mostrado buenas intenciones políticas de invertir en Bolivia, nada concreto hasta ahora que valga la pena mencionar sino más bien solo propaganda política, dijo Saravia.
“La invasión Rusa no impacta en lo mínimo en Bolivia y mucho menos en YPFB, salvo el alza del precio de exportación de gas, pero el país al no poder cumplir con los volúmenes acordados con Argentina y Brasil está perdiendo de ganar mucho dinero extra que mucha falta nos hace, mas al contrario el abrupto incremento de los hidrocarburos es negativo para el país ya que nuestra dependencia ante la importación de líquidos como gasolina, diésel, lubricantes, etc (todo esto se extrae de petróleo pesado (bajo grado API o viscoso) que tenemos poco o casi nada en Bolivia, por ende esto nos afectará negativamente, ya que pagaremos más por importaciones y subvenciones por un claro y muy mal manejo de YPFB las dos últimas décadas”, remarcó Saravia.
Acciones
En el marco de la coyuntura internacional, el país en el corto plazo puede hacer muy poco para evitar un impacto negativo. Sin embargo, para el mediano y largo plazo, son necesarias modificaciones de forma en el plazo legal, institucional, económico y técnico, señaló Medinaceli.
No obstante, Saravia, en una línea más dura señaló que aún no es tarde para el país e instó “a dejar el pensamiento arcaico de no vender ni una molécula de gas a Chile”.
“Miremos a Sudamérica como un potencial cliente que necesita gas; es hora que dejen el manoseo político en YPFB y dejen trabajar a los profesionales, porque son capaces”, apuntó a tiempo de indicar que la mejor solución es bajar los impuestos a campos maduros, incentivar a la exploración y desarrollo de nuevos campos y viejos pozos para reactivarlos, incrementar la producción, promover una política social con los habitantes de las regiones petroleras para que aprovechen y no pongan trabas.
“Basta de bloquearnos nosotros mismos, por mucho tiempo somos nuestra peor barrera en el crecimiento, basta de persecuciones políticas y, que el gobierno deje trabajar independientemente a los buenos profesionales de YPFB, habemos muchos fuera del país que somos capaces de manejar y ayudar pero que nos den seguridad laboral y no más injerencia política. Incentiven las universidades becando a los mejores alumnos con puestos de trabajo, incentiven en colegios y universidades otros idiomas Inglés, Francés, Chino, etc manejo de tecnologías y finalmente de oportunidad a las mujeres profesionales, he visto grandes líderes opacadas por el machismo profesional, hace falta un equilibrio de poderes 50/50”, remarcó.