A nivel mundial, la energía solar fotovoltaica por sí sola representó tres cuartas partes de las adiciones de capacidad renovable en todo el mundo, no obstante, el mercado Latinoamericano es mucho más modesto y su crecimiento dependerá de las señales de los precios de las fuentes tradicionales de energía.
El crecimiento de la capacidad de energía renovable seguirá aumentando en los próximos cinco años y la energía solar fotovoltaica y eólica se duplicará para entonces. Esto hace que para 2025 las energías renovables sean la principal fuente de generación de electricidad. Asimismo, en 2023, los precios al contado de los módulos solares fotovoltaicos disminuyeron casi un 50% interanual, y la capacidad de fabricación triplicó los niveles de 2021.
La capacidad de fabricación actual en construcción indica que la oferta mundial de energía solar fotovoltaica alcanzará los 1.100 GW a finales de 2024, y se espera que la producción potencial sea tres veces mayor que la previsión actual de demanda. A pesar de la expansión sin precedentes de la fabricación de energía fotovoltaica en Estados Unidos y la India impulsada por el apoyo político, se espera que China mantenga su participación del 80% al 95% en las cadenas de suministro globales (dependiendo del segmento de fabricación). Por su parte, los sistemas eólicos y solares fotovoltaicos serán más competitivos en términos de costos durante el período de pronóstico y su competitividad cambia solo ligeramente de aquí a 2028 en Europa, China, India y Estados Unidos.
Sin duda, la bajada de los precios de los paneles solares a nivel internacional hace este tipo de energía más accesible y por lo tanto alienta a gobiernos, empresas e individuos a adoptar fuentes de energía renovables, señaló Andrea Carrillo, especialista en energías renovables.
En países de Latinoamérica, como Brasil, el crecimiento de la energía solar en tejados se espera que supere a las plantas de gran escala. Los consumidores del sector residencial y comercial buscan reducir sus facturas debido a los altos precios de electricidad. En el caso de Bolivia, el mercado de la energía solar fotovoltaica aún está en desarrollo, dijo.
Por tanto, el escenario mundial no interviene en la industria eléctrica boliviana, “porque pese a la bajada de precios de la tecnología solar fotovoltaica y del alto potencial de generación renovable en nuestro país, factores como: falta de incentivos, falta de opciones de financiamiento, subsidios a los combustibles fósiles, bajo costo de energía eléctrica comparado con otros países de Latinoamérica y el incremento de la comisión por el servicio de transferencia al exterior, están retardando el desarrollo del mercado de la energía solar fotovoltaica en Bolivia”, aclaró Carrillo.
Por su lado, Gustavo Zárate, Desarrollador de Negocios Senior para Energías Renovables, TotalEnergies EP Bolivie dijo que la capacidad instalada solar a nivel mundial es de 1,5 TW, casi 10 mil veces la potencia instalada solar en Bolivia. Otras 3 TW están previstas para la siguiente década, convirtiéndola en la principal fuente de energía para la descarbonización.
En el caso de los costos, el CAPEX está disminuyendo a medida que la tecnología se hace más eficiente y la producción se incrementa significativamente para afrontar la demanda, que está concentrada sobre todo en la región de Asia Pacífico (por China) y en Europa y Estados Unidos, aunque las previsiones muestran que se está llegando a una meseta de crecimiento, explicó Zárate.
Zárate dijo que el mercado Latinoamericano es mucho más modesto y su crecimiento dependerá de las señales de los precios de las fuentes tradicionales de energía, que en muchos casos están subvencionadas. De hecho, los países con mayor demanda de energía solar tienen ya un importante consumo energético, problemas de aprovisionamiento y precios altos.
En ese marco, un mayor crecimiento en Latinoamérica y Bolivia se presentará, pero de manera mucho menor que en economías desarrolladas y dependerá de las condiciones de financiamiento y la apertura de los mercados para la inversión privada, dijo Zárate.
Nueva capacidad
El año 2023 cerró con un total de 507 gigavatios (GW) de nueva capacidad renovable en todo el mundo, la tasa de crecimiento más rápida de las últimas dos décadas y el vigésimo segundo año consecutivo en que las adiciones de capacidad renovable establecen un nuevo récord. Estos datos de 2023 se traducen en un crecimiento cercano al 50 % en un año que tiene un protagonista indiscutible: China. En 2023, el país asiático puso en funcionamiento tanta energía solar fotovoltaica como el mundo entero en 2022, mientras que sus incorporaciones de energía eólica también crecieron un 66 % interanual. A nivel mundial, la energía solar fotovoltaica por sí sola representó tres cuartas partes de las adiciones de capacidad renovable en todo el mundo.
Por tanto, “en 2023 se produjo un cambio radical en la incorporación de capacidad renovable, impulsado por el mercado solar fotovoltaico de China”, y siguiendo el pronóstico de la AIE, “las adiciones de energía solar fotovoltaica y eólica se duplicarán para 2028 en comparación con 2022, batiendo récords continuamente durante el período previsto para alcanzar casi 710 GW”. La fotovoltaica y la eólica representarán un récord del 96 % porque sus costos de generación son más bajos que los de las alternativas fósiles y no fósiles en la mayoría de los países y las políticas continúan apoyando a ellos. En el caso principal previsto en este informe, casi 3.700 GW de nueva capacidad renovable entrarán en funcionamiento durante el período 2023-2028.
El crecimiento de la capacidad de electricidad renovable de China se triplicará en los próximos cinco años en comparación con los cinco anteriores, y el país representará un 56% de la expansión global sin precedentes. Entre 2023 y 2028, China desplegará casi cuatro veces más capacidad renovable que la Unión Europea y cinco veces más que Estados Unidos, que seguirán siendo el segundo y tercer mercado de mayor crecimiento.
Las energías renovables, crecen en todo el mundo. En Estados Unidos y la Unión Europea gracias a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos y a los incentivos políticos a nivel nacional que apoyan los objetivos de descarbonización y seguridad energética de la UE. En India por las mejoras políticas progresivas para remediar la participación en subastas y por la financiación del autoconsumo. En América Latina (especialmente Brasil) porque los precios minoristas más altos estimulan la construcción de sistemas solares fotovoltaicos distribuidos y políticas de apoyo para instalaciones a escala. En Medio Oriente y el Norte de África debido principalmente a incentivos políticos que aprovechan la competitividad de costos de la energía solar fotovoltaica y la energía eólica terrestre.