La posibilidad de un cambio real en la matriz energética existe y su realización está en manos del gobierno.
Por Sergio Arnez, analista y conferencista del sector energético
El sistema de subastas de suministro de energía eléctrica se está aplicando hace varios años como mecanismo de captación de energía renovable en cada vez más países del mundo, y Bolivia ya necesita implementarlo con urgencia.
Como se sabe, las reservas, producción, y exportación de gas natural en Bolivia vienen cayendo sostenidamente desde 2015 por falta de exploración, y con ello los ingresos económicos del país, lo cual derivó en la actual falta de dólares y suministro irregular de combustibles líquidos importados (gasolina y diésel). Y para los siguientes años las proyecciones muestran que es probable que antes de 2030 se requiera importar gas para cubrir parte de la demanda interna.
El Sistema Interconectado Nacional (SIN) es el consumidor más importante de gas natural en el mercado interno, empleándolo para la generación de electricidad a precio subvencionado (1.3 $us/MMBTU). Por ello, para aportar al mejoramiento de la economía del país y al mismo tiempo a los esfuerzos mundiales contra el cambio climático, es necesario reducir la generación con gas en el SIN instalando más generación con fuentes renovables.
A pesar de las inversiones realizadas por el Estado a través de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) en generación renovable desde 2015 (hidroeléctrica, solar y eólica), esto no ha sido suficiente para reducir la generación con gas, como lo muestra el gráfico de la generación bruta por fuente de los últimos años.
El consumo de energía en el SIN crece a un ritmo promedio de 5%/año, lo que implica que hasta 2030 el crecimiento promedio de generación debe ser de alrededor de 650,000MWh/año (igual a 650GWh/año). Para cubrir este crecimiento se requiere construir 370 MW solares, ó 185 MW eólicos, ó 150 MW biomasa, ó 150 MW pequeña hidro, ó una combinación de ellos, con una inversión superior a los $us 300 millones, cada año.
Los proyectos de generación que están en construcción (complejos hidroeléctricos Ivirizu 290MW-1100GWh/año y Miguillas 213MW-1000GWh/año) y anunciados (plantas solares 328MW-580GWh/año y eólicas 260MW-850GWh/año) hasta 2028 serán también insuficientes, manteniéndose la generación con gas alrededor del nivel actual y mayor, como se ve en el gráfico de la generación bruta proyectada a 2030.
Como se observa, para una verdadera transición energética es necesario hacer mucho más de lo que Estado a través de ENDE puede hacer, y para ello se requiere la participación de todo el que pueda ayudar, pues se necesitan grandes cantidades de recursos, no solo económicos sino también humanos para gestionar los proyectos, además de acceso a todas las fuentes energéticas posibles.
Salvo algunas inversiones privadas por condiciones muy especiales, prácticamente no existe inversión privada en generación desde principios de los años 2000 debido a que el precio ofrecido por el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) es muy bajo por la subvención al gas natural, lo cual inviabiliza cualquier proyecto normal de generación con fuente renovable. ENDE pudo realizar sus proyectos solares y eólicos gracias la remuneración adicional que reciben estos amparados en los Decretos Supremos 2048/2014 y 4808/2022, con lo cual logran cubrir sus costos inversión, operación y mantenimiento. Este mecanismo se aplica solo a los proyectos de ENDE y los precios aprobados son resultado de una revisión de costos y no de una competencia entre proyectos similares.
Por el contrario, el mecanismo que están utilizando cada vez más los países del mundo hace una década para captar generación renovable es el de las subastas de suministro de electricidad. Mediante este sistema, el Estado ofrece contratar el suministro total o parcial de hasta X MWh/año de energía renovable para la red eléctrica, por un periodo de 15 o 20 años, al precio fijo ofertado por los interesados ganadores, indexado a las variables de mantenimiento de valor; por su lado, los interesados ofrecen suministrar X MWh/año a un precio de X US$/MWh por el periodo de contrato. Normalmente las licitaciones se realizan cada año, para inicio de operación de los proyectos 2, 3, 4 o hasta 5 años después.
Las ventajas principales del sistema de subasta de suministro de energía son que se abre la oportunidad para desarrollar proyectos de todo tipo (diferentes fuentes energéticas, tecnologías de aprovechamiento, actores, financiamiento, etc) y se obtienen los mejores precios de forma transparente. Como referencia, los precios aprobados en 2021 para los últimos proyectos solares y eólicos de ENDE son 56 y 61 $us/MWh respectivamente, mientras que en las subastas de Chile y Brasil en 2022 se lograron precios de 37 y 35 $us/MWh para dichas tecnologías, lo cual muestra que con subastas se pueden lograr ahorros importantes gracias a la libre competencia. En Bolivia, por las condiciones del país, probablemente podrían lograrse precios inferiores a 50 $us/MWh para estas tecnologías.
La limitante para la instalación de más energia renovable es el incremento de tarifas al consumidor final, necesario para cubrir los costos adicionales a los normales del MEM. Sin embargo, con un incremento imperceptible de 2.5%/año se puede cubrir todo el crecimiento anual con proyectos de energía renovable, considerando un costo de 35 $us/MWh adicional al del MEM (que resultaría en un precio de 50 $us/MWh para eólicas y solares, y de 70 $us/MWh para tecnologías con potencia firme). Elevando el incremento a 5%/año, que es perfectamente tolerable, se pueden realizar más proyectos, llegando a reducir la generación con gas a la mitad del valor actual hasta 2030.
Además de la reducción del consumo de gas natural, la mayor instalación de generación renovable a precio de mercado libre permitirá ir eliminando la subvención en el sector eléctrico paulatinamente, lo cual es más que deseable, no solo para el Estado, sino también para los consumidores, pues de lo contrario llegará el momento en el que la subvención tenga que reducirse drásticamente.
Aunque la introducción de las Subastas de Suministro de Energía Renovable para el SIN, en el marco normativo del sector eléctrico, debería realizarse mediante una nueva Ley de Electricidad que incluya todos los aspectos necesarios de una normativa moderna, debido a que un instrumento así tardaría años en aprobarse y aplicarse. El sistema de subastas de suministro debería implementarse mediante un Decreto Supremo, tal como se hizo para la Generación Renovable de ENDE y para la Generación Distribuida. Para evitar los problemas que tiene la normativa de Generación Distribuida, el sistema de subastas debería ser lo más simple y claro posible para la primera vez, y con la experiencia se incluirán los elementos que se vean necesarios para las siguientes subastas (y no al revés).
La posibilidad de un cambio real en la matriz energética existe y su realización está en manos del gobierno.