El consumo del gas en el mercado interno pone en desventaja el desarrollo de las energías limpias. Las iniciativas de discusión sobre la transición energética en Bolivia carecen de sustento técnico y tecnológico o incluso fomento financiero.
El desarrollo del mercado de las energías limpias en el país apenas empieza a germinar. El gobierno a través de Ende Corporación ha dado algunos pasos con proyectos que están en ejecución y otros en operación.
Empero, deberíamos considerar la definición económica de mercado, aseveró el analista y exsuperintendente eléctrico, Oswaldo Irusta, es la concurrencia ante determinadas señales de precios de la demanda y oferta, en el caso señalado la demanda de energía limpia (Renovable No Convencional, ERNC) y la respectiva oferta.
En realidad, dijo Irusta, “en nuestro país lo que existe es un mercado eléctrico mayorista (95% de la energía eléctrica producida y consumida en Bolivia) donde no hay una demanda específica de energía limpia, existe una demanda de electricidad sin distinción del tipo de fuente primaria, es decir si ésta tiene origen en combustibles fósiles, potencial hidráulico o renovable no convencional (solar, eólica o biomasa)”.
Mientras que la oferta de producción de electricidad, está diversificada (a finales de 2020) en un 71 en generación termoeléctrica, 23% en generación hidroeléctrica y el restante 6% en generación renovable no convencional (0,6% eólica, 1,6% biomasa y 3,6% solar).
Irusta apuntó que en forma ampliamente mayoritaria (cerca del 85%) la capacidad efectiva en ERNC corresponde a instalaciones que el Estado boliviano posee a través de ENDE Corporación y sus empresas filiales y subsidiarias. Esta capacidad alcanzada es el resultado del cumplimiento de lineamientos estratégicos en materia de ERNC que el Estado ha establecido, antes que por señales de precio de energía en el MEM boliviano, remarcó.
Por su lado, Bert Wibel, Director Cooperación & Proyectos de la Cámara de Comercio e Industria Alemana (AHK) dijo que el mercado de energías limpias en Bolivia se encuentra dividido. “Si bien nuestro país contribuye de manera mínima en las emisiones de CO2 a nivel global, hay que admitir que seguimos impulsando proyectos de explotación de recursos energéticos fósiles tanto para la exportación (hidrocarburos), como para el consumo interno y la generación de electricidad”.
En esa misma línea, Andrea Carrillo, especialista en energía solar, considera que el mercado de las energías limpias en nuestro país es un mercado en desarrollo y con bastante potencial. “A pesar de la larga tradición hidrocarburífera de nuestro país, todos sabemos que los recursos no renovables son limitados”, acotó.
Wibel añadió que la subvención del consumo interno del gas natural pone en desventaja a las energías renovables o limpias. También se debe señalar, que las iniciativas de discusión sobre la transición energética en Bolivia carecen de sustento técnico y tecnológico o incluso fomento financiero. En países en desarrollo, el fomento e impulso hacia la transición energética proviene en gran parte de la inversión del sector privado.
En el caso de Bolivia, la participación de empresas privadas es limitada en comparación con otros países, y el entorno no se muestra de todo favorable para atraer financiamiento o inversión extranjera, explicó el directivo de la AHK.
Bolivia tendrá un rol activo e importante en el cambio de los mercados de energía por contar con una de las mayores reservas globales de litio.
“Este metal alcalino logrará reinventar el sector energético, que cada vez se mueve hacia fuentes renovables volátiles y contará con baterías.
Proyectos
Uno de los proyectos más recientes e importantes, es la planta solar de Acotanga, en el departamento de Oruro. Con más de 300.000 paneles fotovoltaicos tiene la capacidad de producir 100 MW para el sistema eléctrico nacional.
Bolivia cuenta también con proyectos eólicos en Warnes, El Dorado y San Julián (departamento de Santa Cruz), Ventolera en Tarija y la central Geotérmica en la Laguna Colorada (Uyuni), proyecto que ha sido retomado este año.
Mediante el Programa de Electrificación Rural se vienen dotando sistemas fotovoltaicos a familias que viven en lugares alejados.
Realidad la norma es obsoleta
La Ley de Electricidad Nº 1604, ha sido promulgada en el año 1994, en ese entonces la generación eléctrica en el país estaba sostenida por Generación Termoeléctrica e Hidroeléctrica, no existía ningún proyecto fotovoltaico o eólico, por tanto, podemos indicar que la misma es obsoleta para la realidad actual del país, dijo el experto en normativa eléctrica, Carlos Rocha.
Desde que se implementó la planta solar Fotovoltaica de Cobija se empezó a desarrollar normativa sectorial para la implementación de proyectos eólicos y fotovoltaicos, como el Decreto Supremo Nº 2048 de 2 de julio de 2014, estableció un régimen especial de remuneración para la generación de electricidad a partir de Energías Alternativas en el Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Sin embargo, actualmente el desarrollo de nuevos proyectos de energías alternativas presenta limitantes en esta reglamentación, ya que sólo pueden incorporarse a este régimen aquellos proyectos enlistados en el Plan Nacional de Desarrollo que en realidad son los proyectos eólicos y fotovoltaicos que se han ejecutado o se están ejecutando actualmente.
Por tanto, dijo el experto, es importante aperturar el mecanismo de remuneración especial a nuevos proyectos de energías alternativas (fotovoltaica y eólica), lo cual promoverá que empresas privadas inviertan en este tipo de proyectos de forma independiente o asociados con empresas públicas.
Asimismo, Rocha destacó el desarrollo de la generación eléctrica a partir del bagazo de caña de azúcar.