El proyecto de hidrógeno verde en Bolivia tiene un avance preliminar en los estudios de ingeniería básica, que se espera poner en marcha cuando Bolivia desarrolle la publicación de hoja de ruta, y la estrategia en la que ha trabajado junto al BID.
En el 2021 apenas se tenía algo más de una decena de proyectos de hidrógeno verde en el mundo. Ahora, se estiman 522 proyectos a desarrollarse hasta el 2030, incluyendo los de distintas escalas y estados (especulativo, anunciado, en desarrollo, en construcción entre otros). Particularmente en Bolivia, el proyecto de hidrógeno verde avanzó en la elaboración de estudios e ingeniería conceptual, y además preliminar de detalle tanto en la planta generadora y productora como en la planta FSRU marítima. “Estamos listos para anunciar el inicio de los estudios de ingeniería básica, la cual la hemos ido avanzando preliminarmente, cuando Bolivia avance en la publicación de la hoja de ruta y la estrategia del hidrógeno en la que ha trabajado mucho junto al BID”, explicó Juan Pablo Calderón, CEO de H2 Bolivia.
No obstante, de acuerdo a un informe de la Agencia Internacional de la Energía la IEA, se espera que solo el 7% de los proyectos de hidrógeno verde sobrevivan. Calderón dijo al respecto, que es necesario entender dos factores: uno especulativo y otro técnico.
El primero se entiende viendo la historia de cómo se buscaron esos proyectos. En mi opinión, indicó el experto, “el anuncio de los planes de Chile tras el estudio con Mckinsey & Co. sentó no sólo un precedente importante, sino deseo de otros países y empresas por replicarlo en sus propios territorios. Tras esto, vimos una avalancha de roadmaps y planes en distintos países proyectando muchos proyectos. En su gran mayoría, estos no gozaban del soporte técnico que era la base en Chile”.
El segundo factor es mucho más sencillo y lógico, destacó el especialista, existen muchas variables para garantizar la viabilidad de un proyecto, pero al final de cuentas, son dos los importantes, el financiamiento y el recurso renovable. De estos dos, el financiamiento es un problema más manejable a pesar de estar siempre casado con la normativa y seguridad jurídica a inversiones que presenta un país. “En cambio el recurso es intrínseco al lugar y hay que analizarlo con una pregunta: ¿Dónde en el mundo se encuentran las mejores condiciones para generar electricidad renovable?, el viento, radiación solar, energía geotérmica u otras alternativas son la clave. Vemos en el mapa mundial de vientos mayores flujos constantes al sur de Chile o incluso en el Reino Unido; el mayor potencial geotérmico en algunos países nórdicos o la mayor irradiación solar, en nuestro altiplano y en China”, acotó.
Por estos enfoques, prevalecerán en el largo plazo los proyectos que manejen estas variables. El resto, requerirá subvencionarse y no es lo más eficiente, dijo el experto.
“Bolivia se posiciona como un país adecuado para estos proyectos ya que el LCOH o coste del hidrógeno que se puede obtener es muy bajo comparado con otros y mejor aún, dejando margen adecuado para sustituirlo en mercados destino”, señaló.
En ese sentido, dijo que, “para que todos ganemos y cuando digo todos es Bolivia y comunidad internacional (los mercados) necesitamos cerrar un solo aspecto: que nosotros produzcamos eficientemente y que alguien compre el producto. Pero ello tiene una premisa, que la obtención de la eficiencia se da través de la economía de escala y que ésta se dé con seguridad jurídica para las inversiones correspondientes, ya que son muy elevadas. Es decir, hay que producir mucho, mucho más de lo que nuestro propio mercado necesita para mantener la eficiencia. Abastecernos y además – al mismo tiempo- exportar”, remarcó al momento de indicar que los otros aspectos, como el financiamiento, caen por su propio peso en estructuras financieras adecuadas o a veces complementariamente con la aplicación de planes que están en el mercado y que, por ejemplo, incluso han sido anunciados en nuestro país a través de la excelente relación entre la Unión Europea y Bolivia, en el Programa Global Gateway.
El experto en hidrógeno verde indicó que el flujo del proyecto cae en cascada a cubrir el financiamiento y costes. H2 Bolivia tiene como asesor a Goldman Sachs en la parte financiera “y tenemos mucha experiencia en el equipo en este tipo de transacciones.”
Sin embargo, además de la estructura financiera en sí, mencionó que una parte proviene de capital, y este se prevé que sea una excelente oportunidad para inversores públicos y privados, locales y extranjeros. “Es bueno recordar que la industrialización tiene varios beneficios, como la atracción de inversiones y la generación de divisas y para lograrlo, nuestro país tiene que buscar el ganar – ganar”, acotó.
EL PROYECTO
Calderón indicó que el proyecto de hidrógeno en Bolivia, además de mantener la característica de aprovechar la mayor radiación solar, tiene otra característica muy interesante. La escalabilidad. Es posible escalarlo muchas veces en bloques similares o mayores en capacidad.
Así, la capacidad en una primera etapa prevista es de 0,4 Millones de Toneladas al año de Amoniaco Verde, es necesario manejar un electrolizador de 400 MW de potencia que venga de la mano de unos 1500 MWp solares de potencia (capacidad casi similar a la potencia empleada por toda Bolivia), esto en un determinado caso que sea optimizable.
“Prevemos distintos tipos de tecnología sobre los cuales por motivo de confidencialidad no puedo detallar, pero lo normal de ver serán paneles fotovoltaicos, CSP o similares, reactores confiables en la producción de amoniaco e incluso almacenamiento de energía e hidrógeno, intentando minimizar este último. Lo lógico en la distribución es emplear la infraestructura existente (incentivando a su vez a la participación pública), pero es posible transportarlo por corredores verdes terrestres y por vía marítima en la exportación en el caso cuando no mezclamos el hidrógeno con el gas natural”, señaló el CEO de H2 Bolivia.