El gas natural ha sido considerado durante mucho tiempo como una alternativa de transición para un mundo que busca reemplazar el carbón con energía renovable.
En ese sentido, los gobiernos de América Latina se han volcado en las últimas décadas al desarrollo del gas natural, que si bien contamina menos que el carbón, y sigue siendo significativo en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, está aprobado como el combustible de la transición.
Bolivia, al contrario de otros países, como Argentina por ejemplo, dejó que la producción gasífera disminuyera, y ahora, producto de ello, los mercados, tanto internos como externos están en riesgo.
Sumado a ello, este recurso, que todavía es altamente demandado, y aunque ya no es prioridad para las grandes empresas transnacionales, sino más bien, y según los entendidos, es probable que en los próximos años la inversión en exploración y producción en el sector de hidrocarburos continúe reduciéndose y más aún, si el objetivo es cambiar la matriz energética en el mundo hasta el año 2030.
Entonces, el país tiene muy pocas oportunidades y poco tiempo, pero los analistas y allegados al sector coinciden en que la única salida es modificar el escenario jurídico para atraer inversiones.
Es una sugerencia que se repite continuamente, y finalmente se conoció que ya hay un borrador, un anteproyecto para modificar o aprobar una nueva ley. Lo anunció el ministro de Hidrocarburos y Energía, pero no dio más detalles hasta el cierre de esta edición.
No obstante, y de manera anticipada los especialistas en leyes, indican que será muy complejo, porque está vinculada a una socialización, a la distribución de los recursos y al tema tributario.
Sin duda, hay un largo y espinoso camino, y puede demorar meses o años cambiar o modificar la ley. Pero es necesario intentarlo todo, el país todavía tiene los recursos y desde esta casa editorial deseamos que las reglas de juego sean claras y eso sea suficiente para atraer inversiones. La situación económica en el mundo es frágil y complicada, y nuestro país no queda exento.
