
Dos siglos: de la extracción a la sostenibilidad
Desde Pacto Global Bolivia, Lucía Sossa plantea que Bolivia debe liderar la transición energética regional, combinando sostenibilidad, innovación y gobernanza ambiental para superar el legado del modelo extractivo.
Bolivia cumple 200 años con una deuda ambiental acumulada como consecuencia de un modelo económico históricamente basado en la extracción de recursos naturales. Así lo señaló la directora de Pacto Global Bolivia, Lucía Sossa, quien advirtió que este enfoque, aunque motor de crecimiento, ha dejado efectos profundos y persistentes sobre los ecosistemas, la biodiversidad y las fuentes hídricas del país.
“El modelo extractivo ha ejercido una presión sostenida sobre nuestros ecosistemas, provocando pérdida de biodiversidad y afectaciones a los recursos hídricos en distintas regiones”, remarcó. En su criterio, la transición energética abre una nueva etapa en la que el desarrollo puede ir de la mano con la sostenibilidad, mediante la adopción de modelos productivos circulares, restauración de paisajes degradados, incorporación de criterios ESG y una mayor inversión en innovación tecnológica con enfoque ambiental.
Desde Pacto Global Bolivia, esta visión se materializa a través de la Mesa de Transformación Ambiental y grupos de trabajo que abordan biodiversidad, economía circular, resiliencia hídrica y acción climática, en alianza con empresas líderes. Sossa sostiene que este es el momento para alinear el desarrollo con una visión de largo plazo que beneficie tanto a las generaciones presentes como futuras.
regulación
En cuanto a las transformaciones regulatorias y de gobernanza, plantea fortalecer los marcos normativos con una visión integral que articule desarrollo energético y conservación. Entre las medidas prioritarias menciona incentivos normativos y financieros para energías renovables, criterios de trazabilidad y transparencia en la gestión de impactos, y la integración de las variables climática y de biodiversidad en la planificación territorial y sectorial. “La coordinación entre instituciones públicas, sector privado y sociedad civil es clave para lograr avances sostenidos”, subrayó.
Sobre la política energética nacional, Sossa reconoce que Bolivia incorporó compromisos climáticos en línea con el Acuerdo de París e impulsó proyectos que diversifican la matriz con energías solar, eólica, hidroeléctrica y biomasa. Sin embargo, enfatizó que el país debe acelerar este proceso para reducir su dependencia de fuentes extractivas de corto plazo.
transición
Respecto al rol de Bolivia en la transición energética regional, destacó su enorme potencial en recursos solares, eólicos e hídricos, así como su biodiversidad. No obstante, advierte que no basta con ser proveedor de recursos estratégicos: “El país debe posicionarse como líder regional en sostenibilidad energética, impulsando innovación, transferencia tecnológica y formación de talento humano especializado”.
Para Sossa, la transición debe ser justa, descentralizada y con beneficios tangibles para las comunidades locales. Recalcó que el liderazgo regional será posible si se construye de manera colaborativa, intersectorial y con enfoque de largo plazo, articulando esfuerzos con empresas, organismos internacionales y actores sociales.
“Este es un momento decisivo. Podemos aprender de los errores del pasado y avanzar hacia un modelo energético que fortalezca nuestra competitividad, proteja el entorno natural y genere bienestar duradero”, concluyó.