ELECTRICIDADRENOVABLES

Llega el fluido ‘milagroso’ que revolucionará la energía solar

A lo largo de la historia humana ha habido incontables culturas que veneran al sol. Pocos se imaginaban lo que realmente es. En el siglo V antes de Cristo, el filósofo Anaxágoras fue exiliado por ‘impiedad’ debido a ser el primero en sugerir que el sol y las estrellas eran la misma cosa, pero a diferentes distancias. Sin embargo, no se necesitaba tener el conocimiento moderno sobre el astro para intuir su importancia. Sin su luz y su calor, la vida en la tierra no existiría.

Actualmente, se han desarrollado varias tecnologías para poder generar energía a partir de su radiación. A pesar de que son caros de instalar y de que el proceso de producción, transporte e instalación todavía contaminan, los paneles fotovoltaicos y colectores solares térmicos están entre los generadores de energía más ecológicos. La luz solar es astronómicamente más abundante que el petróleo o el carbón, y no se acabará hasta dentro de miles de millones de años.

La energía generada tiene muchísimos usos y modos de instalarse. Su manera de recibir la energía del sol es muy pasiva, por lo que, tras su instalación, requieren muy poco mantenimiento. Además, para muchas personas, los costes altos de instalación se justifican con la reducción significativa en la factura de la luz a largo plazo. Pero quizá la ventaja más relevante que tiene la energía solar es que recibe mucha atención en el mundo de la tecnología; por lo tanto, hay un proceso constante de desarrollo de mejoras para su instalación e implementación.

Uno de estos nuevos desarrollos podría ser la solución a una de sus limitaciones más graves: la energía generada no se puede conservar por mucho tiempo. Al anochecer o al nublarse, justamente las horas en las que más se necesita luz y calentamiento artificial, se pierde el acceso a esta fuente. Además, la energía solar que se carga en baterías usualmente se va descargando hasta agotarse en menos de cinco años. Pero en los laboratorios suecos de la Chalmers University of Technology, se ha desarrollado un líquido llamado ‘combustible térmico solar’, el cual podría almacenar la energía del sol durante casi dos décadas.

El fluido consiste en moléculas compuestas de carbono, hidrógeno y nitrógeno, las cuales se ‘energizan’ cuando la luz solar reorganiza los enlaces entre sus átomos, conservando su energía aun cuando las moléculas se enfrían y llegan a temperatura ambiente. Para liberarla, es una simple cuestión de filtrar el fluido a través de un catalizador, generando energía térmica.

Ventajas que han llamado la atención

El descubrimiento ya se considera revolucionario por muchos expertos. Y muy atractivo para inversores. Y es que el combustible térmico solar presenta una serie de ventajas más allá de su nivel de descarga tan bajo. El calor generado no sólo permite alimentar sistemas de calefacción y electrodomésticos, sino que también se puede volver a subir al techo para ser recalentado, permitiendo una capacidad de reutilización constante, como una batería recargable.

Los investigadores sostienen que se podrá recargar por lo menos 125 veces sin dañar la molécula. Asimismo, con una capacidad de almacenamiento de 250 vatios-hora de energía por kilogramo, el método casi duplica la capacidad de almacenamiento de las baterías del sistema Powerwall de Tesla. Por si fuera poco, tiene un impacto ambiental mínimo ya que no genera emisiones de gases de efecto invernadero.

Aun en esta etapa temprana de desarrollo, el combustible térmico solar parece que tiene un futuro muy prometedor. Kasper Moth-Poulsen, uno de los investigadores responsables, afirma que el hito implica “un sistema de energía libre de emisiones que funciona todo el año”. Con más dedicación, el sistema podría llegar a ser aún más eficiente, superando el actual límite de 63°, llegando a los 110°. Pero el proyecto requiere también mucho tiempo para su optimización: se calcula que en 10 años estará disponible comercialmente.

Otra cuestión importante es cuánto costará. Un análisis de ECOoo del 2015 indica que el sistema Powerwall de Tesla cuesta aproximadamente 11.574 euros para instalar en España con IVA incluido, aunque la batería en sí ronde los 2.500 euros. Esto se debe en parte a que el sector eléctrico en nuestro país es un oligopolio y porque el RD1699/2011 de instalaciones generadoras interconectadas con la red prohíbe la conexión de una batería de este tipo a la red eléctrica, obligando a los usuarios a configurar el sistema como instalación asistida para evitar quebrantar la ley.

La situación climática actual requiere medidas urgentes para mermar el impacto que tiene el ser humano sobre el planeta. Iniciativas como el combustible térmico solar son fundamentales para combatirlo, pero servirán de poco si llegan tarde, si no son asequibles y se ven frenadas por trabas legales. Para los dos primeros obstáculos, hay poco que podamos hacer, pero el Ministerio de Industria debería por lo menos comenzar a considerar las políticas ejemplares de países como Alemania para que los ciudadanos puedan reducir sus emisiones.

(Yahoo Finanzas)

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