
200 años: Entre la riqueza del subsuelo y la deuda con la industrialización
Pese a su diversidad y su papel protagónico en la historia nacional, la minería aún no logra convertirse en motor de desarrollo sostenible. Alfredo Zaconeta, investigador del CEDLA, plantea los desafíos del modelo de cara al bicentenario.
Alo largo de sus 200 años, Bolivia tuvo en la minería uno de los pilares de su economía, su historia política y su estructura social. Desde los tiempos coloniales hasta la actualidad, el subsuelo boliviano ha sido fuente de riqueza, conflictos y transformaciones. Sin embargo, en palabras del investigador Alfredo Zaconeta, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), el país arrastra una deuda histórica con su sector minero: la falta de industrialización y valor agregado.
“Bolivia es un país con una enorme diversidad mineral, que va desde los tradicionales minerales metálicos como la plata, el estaño, el zinc, el plomo o el antimonio, hasta los no metálicos, los áridos, el oro en sus distintas formas y, más recientemente, los recursos evaporíticos como el litio”, explicó Zaconeta. Esa riqueza geológica dio lugar a diferentes ciclos mineros, marcando momentos importantes en la historia nacional, desde los “patriarcas de la plata” y los “barones del estaño” hasta el surgimiento del sindicalismo minero.
Sin embargo, esa misma diversidad no logró traducirse en una base sólida para el desarrollo económico. “El gran error del modelo minero boliviano —sostuvo Zaconeta— es que no fue capaz de transformar la materia prima en productos con mayor valor, salvo en algunos casos puntuales donde se aplica fundición a minerales como el estaño, la plata, el oro o el cobre. Más allá de eso, la industrialización minera no ha existido”.
El investigador ejemplificó esta falencia con un caso emblemático: la fallida construcción de la refinería de zinc, un proyecto que se anunció en 2010 y que, 15 años después, sigue sin concretarse. “Eso refleja nuestras limitaciones para dar el salto hacia una industria minera básica, como fabricar cables de cobre o fierro de construcción con nuestro hierro, o desarrollar aleaciones a partir del estaño”, lamentó.
Zaconeta advirtió que, de no cambiar este patrón, Bolivia podría enfrentar un escenario similar al que hoy atraviesa el sector del gas: agotamiento de reservas y pérdida de competitividad, sin haber capitalizado adecuadamente su riqueza natural. “El futuro de la minería boliviana está en riesgo si no se retoma con fuerza la geología. Actualmente solo se ha desarrollado un 41,5% de la carta geológica nacional, lo que significa que operamos en la oscuridad sobre gran parte del potencial minero del país”.
El experto dijo que nuestro marco institucional y legal es básico. No estamos preparados para encarar los desafíos de una minería del siglo XXI. Mientras en el mundo se habla de minería 4.0, en Bolivia seguimos discutiendo en condiciones técnicas y operativas precarias.
Para cambiar esta realidad, Zaconeta propuso una nueva hoja de ruta. “Se necesita una nueva política minera, que redefina el rol de los actores, que establezca claramente las zonas donde sí y donde no se puede hacer minería, que defina el tipo de industrialización que se quiere para el litio, y que regule la expansión de la minería aurífera, especialmente en la Amazonía”, señaló.
Sin embargo, reconoce que la posibilidad de aprobar una nueva ley minera a corto plazo es escasa, debido a la composición actual del sector. “Durante los últimos 20 años se favoreció excesivamente al sector cooperativista, lo que generó distorsiones y una alta conflictividad que dificulta cualquier reforma”, afirmó.
La nueva política también debería abordar aspectos como el beneficio económico para el Estado, la prevención de impactos ambientales, el respeto de los derechos humanos de las poblaciones afectadas y el impulso a un modelo productivo con visión de largo plazo.
“Si no se plantea una estrategia seria, con objetivos claros y sostenibles, el país corre el riesgo de seguir repitiendo ciclos extractivistas que no generan desarrollo real. Tenemos recursos valiosos, pero no estamos construyendo capacidades institucionales, técnicas ni productivas para aprovecharlos de forma soberana y responsable”, advirtió Zaconeta.
El país ya no puede limitarse a ser proveedor de materias primas. Como indicó Zaconeta, “sin geología, sin tecnología y sin una institucionalidad sólida, la minería boliviana está condenada a repetir errores del pasado”.