El sector hidrocarburífero no pudo recuperar sus niveles pasados. El cambio de Gobierno desnudó las falencias y los errores de la gestión pasada.
El 10 de noviembre, Bolivia daba un giro en su historia tras poner fin a 14 años de un Gobierno de izquierda, que tuvo en sus manos una época de bonanza económica debido a las grandes recaudaciones de las exportaciones de gas natural hacia Argentina y Brasil.
Sin embargo, el año 2019 fue muy diferente a lo que se vivió cinco años atrás, cuando el barril de petróleo llegó a más de $us 100, con lo que el anterior Gobierno calculó que en 13 años se logró una renta petrolera de más de $us 37 mil millones. Pero la falta de exploración puso en aprietos a todo el país, al registrarse menores volúmenes comercializados.
El pico más bajo se registró en marzo, con poco más de 34 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd) de gas, tanto en el mercado interno como externo.
EXPLORACIÓN
Para la presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), Claudia Cronenbold, el haber retomado y podido avanzar en proyectos exploratorios, más que en años anteriores, ha sido un avance, aunque el ritmo de exploración actual se debe al menos duplicar para acelerar la reposición de reservas.
“La geología boliviana presenta un potencial muy importante, por lo que se debe trabajar mucho en el paso de recursos a reservas. Por otro lado, un hecho que modificó bastante la agenda sectorial fue el énfasis que se dio en el aspecto comunicacional, lo que alteró la valoración y comprensión de los datos del sector. Un ejemplo concreto fue la información asociada a la certificación de reservas de gas y petróleo. El país y sector necesitan información oficial en base a datos precisos sobre los cuales se puedan planificar y tomar las mejores decisiones”, señaló Cronenbold.
La representante de las empresas petroleras privadas manifestó que los mercados internacionales de gas también cambiaron en este último período, Brasil por un lado con su nuevo mercado del gas y Argentina, con el desarrollo masivo de los no convencionales, coyunturas que cambian la dinámica comercial de la región.
HECHO DESTACADO
El analista Francesco Zaratti, por su parte consideró que la mejor noticia del año en materia de hidrocarburos es el cambio de las autoridades del sector, “las cuales se han destacado a lo largo de su gestión por ocultar información, mentir acerca de la realidad de la industria y precipitar a todo el sector de los hidrocarburos en una crisis múltiple de mercados, reservas y producción, sin contar el fiasco de la industrialización”.
Zaratti subrayó que se extraña una política seria de desarrollo del sector, especialmente en cuanto a exploración e industrialización.
“La menor producción y el creciente consumo interno de combustibles líquidos es una lacra para la balanza de pagos, al punto que corremos el riesgo de gastar en importarlos más de lo que recibimos exportando gas. Sin perjuicio de medidas inmediatas, el desafío es reemplazar, a mediano plazo, los coches a gasolina y diésel con motores a gas o eléctricos”, acotó.
Al mismo tiempo, indicó que el etanol es solo un paliativo, y muy caro en dinero e impacto ambiental. “Urge, en todo caso, diseñar un Plan de Transición Energética hacia las energías renovables, una tarea inexcusable del próximo gobierno que surgirá de las urnas”, dijo.
Carlos Miranda Pacheco: “No hubo una política energética“
El sistema de gobierno que ha dejado el poder nunca tuvo una política energética consistente. Durante los 14 años en el gobierno, ha tenido aspectos inclusive contradictorios. Ha iniciado con una política “revolucionaria de izquierda”, hostilidad al capital privado y restricciones ambientales sumamente estrictas.
Lamentablemente los funcionarios de Estado que manejaban el sector eran inexpertos y, en muchos casos, ignorantes de la industria petrolera. De un rechazo a la inversión privada, el gobierno ha ido cambiando su posición hasta que últimamente hacía todos los esfuerzos para lograr inversiones de empresas extranjeras en el sector.
Lo más rescatable y positivo de esa política de contradicciones ha sido el énfasis que se dio al consumo nacional de gas natural. Las inversiones en redes de gas domiciliario, la conversión de vehículos a GNV, la construcción de plantas termoeléctricas y el suministro de gas a empresas como cerámica, etc.
Los tiempos actuales son de apartarse del consumo de combustibles fósiles que contribuyen al calentamiento del planeta.
Los desafíos de la nueva administración
Todo cambio, si es violento, siempre es traumático. El Gobierno de la presidente Jeanine Áñez, no escapa de ello.
Según Francesco Zaratti, el actual gobierno de transición tiene dos desafíos ineludibles: la renovación del contrato con Petrobras y la renegociación del contrato con Argentina (Adenda No. 5). “Somos conscientes de que las condiciones del mercado han variado y nuestras reservas actuales deben ser dosificadas inteligentemente, por lo menos hasta descubrir otros campos”, manifestó.
“En todo caso -añadió- la tónica del futuro del mercado de exportación del gas boliviano, es que los precios deberán adecuarse al mercado del gas, compitiendo entre fuentes (tradicional, shale, LNG, offshore, etc.), y los volúmenes exportables dependerán de la disponibilidad de reservas y de las necesidades cada vez menores de nuestros vecinos. En ambos casos a la baja.
POLÍTICAS ERRADAS
En tanto, el analista y ex ministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, sostuvo que Bolivia ha tenido una década de bonanza sin precedentes que arranca en 2005 y que comienza a declinar el año 2015. “Durante este periodo se utilizaron, sin reponer, reservas de gas natural descubiertas hace casi dos décadas atrás, se tuvo una demanda de gas natural de dos países vecinos que no tenían mas opción que recurrir al gas de Bolivia, unos precios internacionales que impactaban los precios de exportación de gas excepcionales y, sobre todo, una renta gasífera de cerca al 75% muy importante, fruto de la Ley 3058 promulgada el 2015 y que de ninguna manera fomentó la exploración”, aseveró, a tiempo de aclarar que la producción de gas llegó a casi 62 MMmcd para las exportaciones, con montos que bordearon los $us 6.000 millones.
“La administración que se fue, nos deja un sector en decadencia por varias razones. En primer lugar reservas y producción de gas en declinación. Las reservas de gas natural desarrolladas, con las cuales se puede suscribir contratos, bordean los 6 trillones de pies cúbicos (TCF) y la producción de gas natural este 2016 se ha reducido a 54 MMMCD. Los ingresos de la renta gasífera no fueron invertidos en proyectos con mercado y rentabilidad como la Planta de Urea, plata Gran Chaco, proyecto de Mini GNL y hasta refinerías. YPFB perforó pozos al calor de la política como Lliquimumi y Camiri Profundo por ejemplo”, expresó Ríos.
Adicionalmente -remarcó- a la baja en reservas y producción de gas natural se tiene una declinación de producción de petróleo y condensado por falta de exploración, por lo que se tiene que recurrir a importar cerca a 40.000 barriles de diésel y gasolina, con importaciones de casi $us 1.400 millones en 2019. Lo anterior pone en riesgo nuestro superávit energético el 2024”, lamentó Álvaro Ríos.