
El acceso a información de calidad y el estudio extensivo de los recursos serán fundamentales para evaluar el potencial en Bolivia y aprovechar las oportunidades que los yacimientos no convencionales podrían ofrecer al país.
La explotación de reservorios no convencionales en el país sigue siendo un terreno poco explorado debido a la falta de estudios públicos y detallados sobre su viabilidad. En contraste, países como Argentina, Canadá y Estados Unidos han aprovechado la información abierta sobre la producción y los registros de pozos, lo que les ha permitido desarrollar yacimientos de gran magnitud, como Vaca Muerta en Argentina. “Vaca Muerta desde 2010 ya viene generando 14 años de información, que dicho país ha sabido aprovechar y convertirse en el yacimiento no-convencional con el potencial más grande de este hemisferio: 308 TCF’s de recurso calculado aproximadamente”, afirmó Julio César Villarroel Salvatierra, un experimentado ingeniero de reservorios boliviano con más de una década en la industria, que radica en Estados Unidos.
En Bolivia, dijo que las cuencas no-convencionales son un recurso valioso y un desafío para estudiarlo extensivamente y que se podría aprovechar para aplicarlo en Bolivia. “La roca madre está presente en el territorio nacional, las preguntas son: cuán madura está, y por dónde y cuándo empezar”, apuntó.
Explicó que el principal desafío técnico es entender cómo se modifican las ecuaciones gobernantes que rigen el flujo y la difusividad en estos yacimientos de ultra-baja permeabilidad. Por ejemplo, el paso de flujo transitorio a pseudo-estable puede tomar 10 días en un reservorio convencional, pero en Haynesville Shale, pasar de flujo transitorio a boundary-dominated flow toma 5 años y hasta 12 en el Barnett Shale, añadió.
Cada régimen de flujo está controlado por fenómenos físicos de difusividad que deben ser entendidos en el marco de las propiedades petrofísicas y geo-mecánicas intrínsecas de la roca. Evaluar un reservorio no-convencional, entonces, requiere integrar conocimientos de petrofísica, fracturas artificiales, geomecánica y geología para diagnosticar el sistema. Ese diagnóstico llevará a la mejor toma de decisión en cuanto al desarrollo del yacimiento. Otro desafío importante es mantener “momentum” en el desarrollo de los yacimientos. En reservorios no convencionales se perforan y fracturan pozos prácticamente uno al lado de otro para maximizar el retorno. Gestionar este proceso involucra una gran capacidad de planificación y manejo logístico, dijo el experto.
Villarroel explicó que los avances significativos están en el manejo eficiente de grandes volúmenes de datos. Por ejemplo, en el Haynesville Shale, con más de 5.000 pozos, en un área similar a la ciudad de Santa Cruz, se requiere una capacidad informática para procesar rápidamente los datos de terminación y producción. Existen herramientas especializadas para este propósito, como Enverus y Spotfire que ofrecen certificación, y que permiten hacer análisis complejos en cuestión de minutos. “Quedaría corto sin mencionar las ventajas del uso de inteligencia artificial (A.I.) para identificar las variables más influyentes en la productividad de los pozos y predecir parámetros que ayuden a entender mejor el sistema. Por ejemplo, la longitud lateral de los pozos a veces influye menos que la longitud media de la fractura generada. Estos modelos, debidamente entrenados, pueden mejorar la predicción del comportamiento futuro en los yacimientos no convencionales y motivan a que el retorno de la inversión no solamente sea más rápido, sino tenga el menor riesgo posible”, aclaró.
Finalmente, Villarroel indicó que la experiencia técnica adquirida en Bolivia le permitió enfrentar desafíos en geologías complejas. “La experiencia acumulada en el sector energético y el conocimiento adquirido en diferentes países representan un valioso aporte para el desarrollo de reservorios tanto convencionales como no convencionales”, destacó.