Bolivia avanza en la transición energética
Bolivia avanza en su transición energética: reduce en un 50% la utilización de gas para la generación eléctrica e incrementa el porcentaje de energías renovables en su matriz energética.
Por Lenny Alvarado Ponce, Ingeniera industrial, especialista en energías renovables, medioambiente y eficiencia energética
El concepto de transición energética se ha adoptado a nivel global, como una necesidad urgente para enfrentar los efectos del cambio climático, y reducir el impacto ambiental del actual sistema energético basado en combustibles fósiles.
En Bolivia se ha abordado este proceso de cambio hacia un sistema energético más sostenible, basado en fuentes de origen renovable y el fortalecimiento de los sistemas de integración, distribución y conexión, así como el acceso universal a la electricidad, y la eficiencia energética como elemento clave para reducir el consumo de energía, mediante el uso de tecnologías y prácticas más eficientes, que a su vez reducirá la necesidad de generar más energía.
Es los últimos 20 años, Bolivia ha experimentado una transformación de la matriz energética, actualmente basada en gas y diésel a través de sistemas de generación de ciclos combinados, y turbinas de gas de ciclo combinado. En menor porcentaje de hidroeléctrica, fotovoltaica, eólica, biomasa y TD fuel, que generan una alta dependencia del diésel y el gas.
Según declaraciones del viceministro de Electricidad y Energías Renovables, Edgar Freddy Caero Ayala, hasta el 2022 se había sustituido el 50% de utilización del gas para la generación de energía eléctrica, por electricidad producida a partir de fuentes de origen renovable, como la hidroeléctrica, eólica y solar.
Asimismo, dijo que dentro de los planes y proyectos de transformación de la matriz energética, se prevé incrementar la potencia instalada en el país (Bolivia cuenta actualmente con una capacidad instalada de 1.161 MW en generación eléctrica a partir de fuentes renovables).
El objetivo es mejorar la capacidad instalada de generación renovable, que, a 2020 suponía un 23%, y se pretende alcanzar un 39 % de capacidad de generación para el año 2025 y un 60% al año 2030; y de este modo lograr una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de manera sostenible y asequible.
La inversión prevista para llevar a cabo estos proyectos de generación eléctrica pretende alcanzar los 23.891 millones de bolivianos para el año 2025.
Otro aspecto importante, que participa del proceso de la transición energética, es el sector del transporte y la electromovilidad.
La renovación del parque automotor se está llevando a cabo por iniciativa privada en el uso de vehículos eléctricos, para el uso particular principalmente, así como sector del transporte público.
Actualmente, Bolivia cuenta con una estrategia de promoción de la electromovilidad en el transporte, realizado por el Banco Iberoamericano de Desarrollo que, además de identificar la viabilidad técnico-económica, permitirá cuantificar la reducción de emisiones de efecto invernadero debido a la integración de la movilidad eléctrica en Bolivia, así como la infraestructura necesaria para los sistemas de carga rápida que permitirán la movilidad eléctrica de larga distancia.
Dentro de las políticas nacionales de fomento a la movilidad eléctrica, se ha publicado el pasado 7 de julio del 2021, el Decreto Supremo Nº4539; que incentiva el uso, ensamblaje, fabricación e importación de vehículos y partes para vehículos, a través de incentivos tributarios y financieros; dejando a los incentivos de circulación, peaje o parqueo, a los gobiernos municipales.
Estas son algunas estrategias, incentivos y políticas adoptadas por Bolivia, que ya están siendo llevadas a cabo en países de América Latina y Europa. Siendo este último, el promotor de estrategias aún más ambiciosas relacionadas electromovilidad, alcanzando inclusive la dotación de incentivos económicos directos para la adquisición de vehículos eléctricos, la instalación de infraestructura de recarga de vehículos, así como el fomento para la propia generación de energía eléctrica y térmica a nivel individual, es decir, en su propio domicilio.
Es evidente el compromiso con la adopción de medidas significativas para abordar la transición energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles en el escenario actual, y que se sigan adoptando estas y otras medidas que nos permitan avanzar de manera sostenible en este proceso de transición, tarea que no solamente depende de los actores políticos y gubernamentales, sino también de sectores privados, la ciudadanía en general, así como nosotros mismos .