RENOVABLES

Incertidumbre en la política de hidrógeno verde obstaculiza inversiones

Expertos alertan sobre el lento avance de Bolivia en proyectos de hidrógeno verde. Los desafíos técnicos y financieros frenan su desarrollo. Aún estamos lejos de la competitividad.

El hidrógeno verde se ha posicionado como una de las alternativas energéticas más prometedoras para la transición hacia energías limpias a nivel mundial. Sin embargo, en Bolivia, su desarrollo enfrenta grandes desafíos. Yolanda Bueno, experta en energías alternativas, y Juan Pablo Calderón, representante de H2 Bolivia, coinciden en que el país avanza de manera lenta y con incertidumbres en cuanto a la implementación de esta tecnología. A pesar de las potencialidades que ofrece este recurso, ambos analistas señalan la necesidad de acelerar políticas públicas, generar un marco regulatorio más inclusivo, y resolver retos financieros que puedan atraer inversión y asegurar la sostenibilidad a largo plazo.
En palabras de Bueno, el estado de los proyectos de hidrógeno verde en Bolivia aún está en una fase muy temprana de desarrollo. “Bolivia todavía tiene sus proyectos de hidrógeno verde en un estado inicial de ingeniería conceptual, o en el mejor de los casos, de ingeniería básica”, señaló. Según la experta, los proyectos actuales son pilotos y manejan montos de ejecución que no superan los 10 millones de dólares, lo cual contrasta fuertemente con países vecinos como Chile o Argentina, que ya cuentan con proyectos en etapa avanzada con inversiones que rondan los 2.000 millones de dólares.
Bueno resaltó que, aunque Bolivia ha definido una hoja de ruta y una estrategia de hidrógeno verde a través del Viceministerio de Energías Alternativas en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Deloitte, dichos documentos aún no han sido presentados oficialmente. Por tanto, la falta de una política clara está frenando el avance de la industria en el país. A pesar de esto, Oruro ha tomado la delantera con la implementación de un Valle de Hidrógeno, aunque esto es un esfuerzo aislado que no representa el progreso integral que necesita Bolivia para ser competitiva en el mercado internacional de hidrógeno.
La experta advirtió que Bolivia corre el riesgo de quedarse rezagada en un mercado global que avanza a pasos agigantados. “El país podría verse afectado cuando finalmente esté listo, y ya los contratos para proveer esta energía en mercados internacionales estén copados”, alertó.
Uno de los principales obstáculos que Bolivia enfrenta es la falta de financiamiento. Bueno explicó que el país atraviesa una crisis de liquidez que dificulta la inversión en proyectos de infraestructura necesarios para producir y exportar hidrógeno verde. “El mayor reto será el financiero, ya que Bolivia enfrenta una gran falta de liquidez para poder invertir en proyectos de billones de dólares”, enfatizó. Para superar este desafío, la experta remarcó la importancia de contar con un marco regulatorio amplio e inclusivo que pueda atraer capital privado.
En cuanto a los desafíos técnicos, Bolivia no es ajena a las dificultades que enfrentan otros países, ya que la tecnología del hidrógeno verde todavía es inmadura a nivel global. Sin embargo, al ser un país mediterráneo sin salida al mar, Bolivia enfrenta un reto adicional en cuanto a la exportación de esta energía. La falta de infraestructura para el transporte y almacenamiento del hidrógeno también representa una barrera para el desarrollo de esta industria en el país.
Definitivamente el Hidrógeno Verde que es el único vector energético que permitirá la descarbonización de la industria “hard to abate”, como la siderurgia, las cementeras, el transporte de alto tonelaje, los combustibles, entre otros. Por lo tanto, de un 10% a un 15% el hidrógeno podrá aportar a la matriz energética de Bolivia tomando en cuenta que haya una apertura de la normativa para el ingreso de inversiones que hagan viables estos proyectos, aseguró Bueno.
“El Hidrógeno es el sustituto natural del gas, sin embargo, no hay posibilidades actualmente que pueda competir con un gas subvencionado. Si miramos a mediano plazo, las proyecciones muestran que Bolivia se convertirá en un importador de gas, por lo que el hidrógeno podrá ser una buena alternativa para utilizarse en el país y asegurar la seguridad energética”, aclaró.
Por su lado, Juan Pablo Calderón, representante de H2 Bolivia, también compartió su visión crítica sobre el desarrollo del hidrógeno verde en el país, aunque su enfoque está más ligado a la falta de acción gubernamental. “Estamos avanzando lentamente con nuestros estudios de ingeniería Pre-FEED hasta tener una clara posición del Ministerio de Hidrocarburos respecto al hidrógeno verde”, afirmó. Asimismo, dijo que la falta de señales claras por parte del gobierno está afectando la capacidad de avanzar en los proyectos.
La posición del pueblo de Oruro es clara, apoyan, incentivan, aportan y trabajan en desarrollar una industria que traiga desarrollo a su gente. Proponen, no piden dádiva, sostuvo.
Por su parte, H2 Bolivia anunció que invertirá en dólares, desarrollará y aportará en el cuidado al medio ambiente reduciendo la emisión de CO2. “Exportaremos generando dólares y con ello reduciremos el costo del H2 para mercado local reduciendo 20% el consumo de gas natural en la primera etapa del proyecto generando más dólares al viabilizar la exportación de más gas, elevaremos la disponibilidad en las instalaciones del puerto de Arica, pagaremos tarifas por el uso de infraestructura que actualmente no se utiliza, generaremos 15.000 puestos de trabajo, trabajaremos lado a lado con las comunidades en la zona, produciremos agua dulce en un lugar rodeado de sal y finalmente inyectaremos recursos a la Gobernación y no pediremos subvenciones, sino ayudaremos a reducirlas sin coste para el país”, explicó.
Asimismo dijo que la posición por los stakeholders también es clara. “Alentemos, ayudemos, dejemos exportar y comprendamos que este mercado es complejo y dejemos invertir a los pocos que se animan y comprendamos una realidad: no podemos frenar el desarrollo, porque cada día que tardamos en avanzar en Bolivia, esperando desarrollar con un modelo Estatal, es un día menos para nosotros en el mercado mundial que sigue avanzando”, puntualizó.
A pesar de este esfuerzo local, Calderón también expresó su preocupación por la falta de políticas claras a nivel nacional. “Hace casi dos años que se empezó a desarrollar la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, pero hasta la fecha no se ha publicado”, lamentó. Además, señaló que el proyecto de Ley de Fomento y Promoción del Desarrollo de la Industria del Hidrógeno Verde, presentado por el departamento de Oruro en mayo de este año, sigue sin ser tratado por la Cámara de Senadores. “Necesitamos acelerar para poder recién empezar”, advirtió a tiempo de destacar que la crisis energética global empeorará para 2028 si no se toman acciones inmediatas.
Tanto Bueno como Calderón coinciden en que el hidrógeno verde jugará un rol importante en la transición hacia energías limpias en Bolivia, especialmente ante el declive de la producción de gas natural. Calderón explicó que el hidrógeno verde no requiere exploración, lo que representa una ventaja significativa frente a los combustibles fósiles.
Recalcó que son pocos los que se animan a invertir en un escenario de riesgo país elevado. La mejor manera de afrontar ello es ofreciendo un producto único, como lo es el H2 a bajo precio. El soporte de la comunidad internacional es elemental en este aspecto.
Recordó que la Unión Europea y UK han manifestado varias veces su predisposición por ayudar a Bolivia en términos del H2 Verde y Renovable y que según los estudios realizados y presentados a la EU y España, involucrar a Bolivia en su sistema de subastas en el que se han destinado 800 millones de Euros y piensan destinar más de 1,5 billones en el corto plazo, puede proveer la ventaja de ahorrar el 50% de esos costos ya que H2 Bolivia no requiere de subvenciones.
No obstante, ambos expertos advierten que el éxito del hidrógeno verde en Bolivia dependerá de la capacidad del país para atraer inversión privada, resolver los desafíos técnicos y financieros, y crear un marco regulatorio que incentive el desarrollo de esta industria emergente.

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