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Urge la actualización y transparencia para garantizar el suministro energético

Bolivia debe promover la diversificación de su matriz energética, fomentar la inversión en exploración y optimizar la explotación de las reservas actuales. Solo mediante una planificación adecuada y la implementación de medidas correctivas se podrá enfrentar la crisis energética que amenaza al país.

Conocer las reservas certificadas de gas en Bolivia es fundamental para la planificación y gestión eficiente de los recursos naturales, tanto para el consumo interno como para la exportación. La situación actual genera preocupación, especialmente en medio de una crisis económica y energética, debido a la falta de actualización de los informes desde 2018. Según la Ley N° 3740, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) está obligada a certificar y publicar anualmente el estado de las reservas de gas, pero esta obligación no se ha cumplido en los últimos años. Esta falta de información ha despertado críticas y exigencias de transparencia, como las realizadas por la diputada Luisa Nayar, quien recientemente pidió respuestas claras sobre el estado actual de las reservas.
En 2018, el último año en que se actualizó la información, se indicó que Bolivia tenía 10.7 trillones de pies cúbicos (tpc) de gas natural, con una proyección de duración de 14.7 años. Sin embargo, desde entonces, no se ha reportado el descubrimiento de nuevos pozos, y las exploraciones realizadas han sido infructuosas. “Hasta la fecha no se ha vuelto a conocer ningún nuevo pozo; las exploraciones que se han realizado han sido, lamentablemente, negativas”, señaló Nayar. Además, la diputada informó que YPFB contrató una empresa en diciembre de 2023 para la certificación de las reservas, por lo que el informe debería estar disponible.
La falta de actualización y publicación de datos sobre las reservas de gas tiene implicaciones reveladoras para la economía de Bolivia. Jaime de la Zerda, un experto en energía, elaboró un documento en el que analiza la proyección de la producción de gas natural a corto y mediano plazo, subrayando la importancia de contar con una planificación adecuada para asegurar el suministro tanto para el consumo interno como para las exportaciones.
En su análisis, de la Zerda recuerda que la Ley N° 3740 exige que YPFB contrate empresas especializadas para certificar las reservas y que los resultados sean comunicados al público antes del 31 de marzo de cada año. Sin embargo, la falta de transparencia respecto a los informes de las consultoras DeGolyer and MacNaugthon Corporation y Amla Consultora Ryder Scott, encargadas de certificar las reservas a diciembre de 2022 y 2023, genera incertidumbre.
En 2017, la consultora Sproule reportó que las reservas probadas desarrolladas de gas natural alcanzaban los 5.68 tpc, mientras que las reservas probadas no desarrolladas eran de 3.27 tpc. A estas se sumaban reservas probables (3.31 tpc) y posibles (2.2 tpc). No obstante, estas últimas tienen una baja probabilidad de éxito en su explotación: 40% para las reservas probables y apenas 10% para las posibles.
A lo largo del período 2018-2023, se estima que Bolivia ha utilizado 3.51 tpc de gas, lo que dejaría un remanente de 2.17 tpc si no se consideran las reservas probadas no desarrolladas. Este dato resulta alarmante, ya que implica que Bolivia podría enfrentar un escenario crítico en cuanto al abastecimiento de gas tanto para el mercado interno como para la exportación. La falta de planificación adecuada podría provocar sanciones por el incumplimiento del contrato de exportación con Brasil.

Disponibilidad de gas
El informe del experto plantea diversos escenarios de disponibilidad de gas al 31 de diciembre de 2023. En el escenario crítico se consideraría una reserva de 2,17 TCF, En un escenario moderado, si se incorporara el 25% de las reservas probadas no desarrolladas, la disponibilidad de gas sería de 2.99 tpc. En un escenario más optimista, si el 50% de estas reservas entrara en producción, la disponibilidad aumentaría a 3.81 tpc. Sin embargo, estos dos últimos cálculos están sujetos a un alto grado de incertidumbre debido a la falta de información oficial por parte de YPFB.
La incertidumbre sobre la disponibilidad de gas tiene repercusiones significativas para sectores estratégicos, como la generación de electricidad, la industria y el consumo domiciliario y vehicular. Además, nuevos proyectos industriales, como la siderurgia y el litio, podrían verse gravemente afectados si no se garantiza un suministro suficiente de gas. En este contexto, el informe sugiere priorizar el consumo interno, aunque ello implique reducir las exportaciones de gas a Brasil. También resalta la necesidad de monitorear cuidadosamente los niveles de producción para implementar medidas correctivas de manera oportuna.
Un escenario de la producción de gas a futuro que tome en cuenta los diferentes niveles de reservas de gas al 31/12/2023, debería considerar en su utilización el periodo de puesta en producción de los nuevos pozos/campos en etapa de exploración que en promedio pueden demandar 7 años.
La falta de actualización de los datos sobre las reservas de gas no solo afecta la planificación de la producción, sino que también tiene un impacto directo en la economía del país. La caída de la producción de gas ha generado una disminución en los ingresos por exportaciones y ha obligado al país a importar combustibles tales como el diésel oil y la gasolina a precios internacionales, que en un futuro próximo podrían extenderse al GLP y al gas natural . Según los datos de 2023, la producción de gas natural ha caído de 60 millones de metros cúbicos diarios (MMm³/d) en 2013 a 32.5 MMm³/d en 2023, una reducción alarmante que podría agravarse en los próximos años.
Bolivia debe enfrentar este escenario adoptando una política energética más equilibrada y eficiente. En el sector eléctrico la planificación de la operación del Sistema Interconectado Nacional, ajustada semestralmente según la demanda energética, debe tener en cuenta el declive en la producción de gas y la posibilidad de desarrollar fuentes alternativas de energía. Los proyectos hidroeléctricos cuyo potencial técnica y económicamente aprovechable es de 40.000 mega vatios (MW), y otras fuentes renovables, como la solar, eólica, geotérmica y biomasa, son esenciales para reducir la dependencia del gas y garantizar el suministro energético a largo plazo, aseguró de la Zerda.
Ante este panorama, Bolivia necesita ajustar su política energética para enfrentar los desafíos de la escasez de gas y promover una transición hacia fuentes de energía más sostenibles. La Ley de Hidrocarburos debe ser revisada para fomentar la inversión extranjera en exploración, explotación y distribución de recursos. Asimismo, es fundamental reducir las subvenciones que distorsionan los precios del gas, teniéndose que las tarifas al consumidor final no reflejan los costos de producción lo que puede afectar la capacidad del sector eléctrico para realizar oportunamente los mantenimientos necesarios y comprometer la calidad del servicio en algunas circunstancias.
Una propuesta interesante, que ya está en camino, es utilizar el gasoducto hacia Argentina para transportar gas desde Vaca Muerta hacia Brasil, lo que convertiría a Bolivia en un centro de integración energética regional y abriría nuevas oportunidades de compra y reventa de gas.
Además de explorar nuevas fuentes de energía y mejorar la coordinación entre sectores, Bolivia debe prepararse para la entrada en operación de importantes proyectos hidroeléctricos en los próximos años. Los proyectos de Ivirizu y Miguillas, que se espera que ingresen en funcionamiento en 2026 y en 2027 la segunda etapa de Miguillas, añadirán 490 MW al Sistema Interconectado Nacional (SIN), lo que contribuirá a reducir la dependencia del gas para la generación de electricidad, remarcó de la Zerda.
La falta de actualización y transparencia en la certificación de las reservas de gas en Bolivia representa un desafío crítico para la planificación energética y económica del país. La divulgación de los resultados de los estudios realizados por consultoras internacionales es esencial para tomar decisiones informadas que garanticen el suministro de gas en el corto y mediano plazo, dijo el analista.
Asimismo, es necesario que Bolivia adopte una política energética que promueva la diversificación de su matriz energética, fomente la inversión en exploración y optimice la producción de las reservas de gas actuales. Solo mediante una planificación adecuada y la implementación de medidas correctivas oportunas se podrá enfrentar con éxito la crisis que amenaza al país, aseguró de la Zerda.

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