Algunas personas podrían responderme:
– “Así no vale, ¿alcanza o no?” Así como, ¿es blanco o negro?
A lo que yo podría responder:
– “Este negocio, como la vida, consiste en encontrar equilibrios”
Naturalmente hay algunos equilibrios más deseables que otros. Hay equilibrios inestables como también los hay estables.
La inestabilidad surge cuando es casi imposible mantener la posición inicial por mucho tiempo, imagine una pelota de fútbol sobre una pelota de bolos… un pequeño movimiento romperá el equilibrio. Por otra parte, la estabilidad surge cuando es posible afrontar perturbaciones y aún así retornar al equilibrio, imagine la misma pelota de fútbol, pero esta vez, dentro un gran jacuzzi.
También el amor tiene equilibrios estables e inestables. Tenemos, por un lado, aquellas parejas que resisten el peor de los embates y aún así, siguen juntas… alcanzaron un equilibrio estable. También tenemos aquellas parejas explosivas que no aguantan siquiera un punto de vista distinto, basta un muera/viva la selección de fútbol para que se desate la 3ra. guerra mundial… en este caso, el regreso al equilibrio es muy, muy difícil.
¿Por qué todo esto? Regresemos al título del post. Esa mi respuesta “ambivalente” se debe a que, desde mi punto de vista, el equilibrio entre oferta y demanda de gas en nuestra querida Bolivia es inestable. Déjenme, por favor, desarrollar la idea.
Tomando en cuenta información pasada, publicaciones oficiales, noticias, declaraciones, etc. Pongo en consideración suya esta proyección del potencial de producción de gas natural para los próximos años. Como puede ver, gran parte de nuestro futuro depende del desempeño del campo Margarita/Huacaya y muy poco de los posibles nuevos prospectos (Los Monos, Chaco Este, Sipotindi, etc.). Incahuasi y Aquio también hacen lo suyo.
¿No sería interesante contrastar este potencial con la posible demanda futura? Bueno, es lo que haré a continuación. Para ello es necesario construir un “Escenario Actual”, que nos sirva como base de comparación. Dicho escenario lo construyo con base a la información observada el año 2019, es decir: 1) Brasil con 13 MM mcd; 2) Argentina 9.9 MM mcd y; 3) el mercado interno creciendo a una tasa del 4% anual.
Nuestro país tiene la capacidad de abastecimiento del Escenario Actual, ya que la demanda está por debajo de la oferta. ¿La mala noticia? Es que este escenario considera “muy poquita exportación pues” … 23 MM mcd, es un poco más de la mitad de lo exportamos en el pasado.
Menor exportación de gas natural resulta en menos producción, menos regalías, menos impuestos y, así, menos plata para los bolivianos.
¿Qué pasa si Brasil, de pronto, demanda la capacidad total del ducto? Para responder a esta pregunta, a continuación, presento el “Escenario actual + Brasil a 30 MM mcd”. Ahora la situación es menos alentadora, dado que con alta probabilidad Bolivia no podría satisfacer toda esta demanda. Eso sí, la diferencia no es mucha, aún podríamos “sobrevivir”; pero con el “Jesús en la boca” como dice mi mami.
Ahora la pongamos más difícil. ¿Qué pasa si Brasil demanda toda la capacidad del ducto y adicionalmente Argentina demanda 20,4 MM mcd? (Tomo este 20,4 como la máxima demanda en función a la última adenda al contrato de exportación). En este escenario, nuestro país estaría en apuros, dado que la demanda está muy por encima de la oferta.
Estos resultados me hacen pensar en un equilibrio inestable, basta que Brasil o Argentina demanden “mucho” para ponernos en ascuas. ¿El pozo Boyuy podría ayudar? Espero que sí, pero hasta el momento no existe información certera sobre éste.
Este tipo de ejercicio conlleva la ingrata tarea de hacer supuestos sobre el futuro, lo que muchas veces genera cierta suspicacia entre los lectores. En este sentido y con el afán de tener una discusión “aterrizada” pongo a disposición suya la base de datos de esta proyección. Así, si usted no está de acuerdo en estas proyecciones, con gusto podemos debatir cuál de los supuestos no le gusta. Para terminar, quiero comentarles que en este negocio… el del gas, el largo plazo es implacable.
AUTOR:
Analista energético – Consultor privado
