
Enzo Michel: “Bolivia tiene potencial, pero no ofrece condiciones para invertir”
La CBHE impulsa inversiones y diálogo público-privado para reactivar el sector, advirtiendo que Bolivia importará gas en 2029 si no hay cambios normativos y regulatorios.
La Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) se enfoca en promover el diálogo con el Gobierno y crear condiciones propicias para atraer inversiones y revitalizar el sector energético. Enzo Michel, director ejecutivo, destacó los desafíos y las transformaciones necesarias a corto y mediano plazo en esta entrevista con Energy Press.
¿Cuáles considera que han sido los hitos más importantes del sector, desde que nació la CBHE? ¿Ha cambiado en este tiempo. Cuál es su enfoque hoy?
La CBHE nació en 1986 y desde entonces, junto a sus asociadas, ha sido un actor central en el desarrollo del sector hidrocarburífero. A través de estos años, impulsó la actividad y acompañó la adaptación a los cambios que se han registrado, con el objetivo de contribuir al desarrollo del sector y con la convicción de que Bolivia tiene grandes potencialidades.
En ese proceso, ha buscado permanentemente el diálogo y el trabajo conjunto con las autoridades, y el aporte de sus afiliadas se ha reflejado en parte importante de los más de 48 mil millones de dólares que el país recibió por concepto de renta petrolera en las últimas dos décadas.
Hoy continuamos en ese rumbo, además de impulsar el trabajo conjunto entre nuestras asociadas, la transferencia de conocimiento y las capacitaciones, entre otras acciones que repercuten en operaciones más eficientes en el sector en su conjunto.
¿Qué escenarios positivos y de ventajas para los actores del sector podrían repetirse en el futuro y de qué depende?
Bolivia es un país con un gran potencial hidrocarburífero para impulsar nuevos proyectos como lo hemos visto en las décadas pasadas, con un impacto positivo en los ingresos y el desarrollo del país. No obstante, hoy no ofrece condiciones adecuadas para las inversiones; se requieren cambios normativos en el corto y mediano plazo para generar nuevas inversiones, dando viabilidad a los proyectos desde el punto de vista económico.
Desde la CBHE lo hemos dicho de manera reiterada, los cambios que se requieren van desde la generación de incentivos, pasando por la agilización de diversos procesos, hasta la revisión del marco contractual y del esquema tributario que rige para las operaciones del sector. También se necesitan mejoras en cuanto a la seguridad jurídica que requieren las inversiones.
Las autoridades del sector han señalado la necesidad de avanzar en estos cambios, incluyendo la Ley de Hidrocarburos; nosotros también consideramos que es esencial para viabilizar grandes inversiones, que realmente permitan sumar reservas e impactar en la capacidad de producción de gas del país, lo que irá en directo beneficio de la población en general, a través de los recursos que se generan para el Estado en todos sus niveles y lo que hoy vemos que es tan importante, el aporte de divisas a través de las exportaciones.
Hoy tenemos buenas señales. El proyecto de modificación de la Ley 767 incorpora alguna de estas medidas y si se aprueba, podrán reflejarse en la puesta en marcha de algunos proyectos en los campos que ya están en producción. Sin embargo, hay que tener claro que sus efectos no son inmediatos, los nuevos proyectos podrían concretarse en dos o tres años.
Este sería un primer paso importante, pero luego hay que revisar la Ley 3058. Si avanzamos en ese sentido, estaremos dando pasos importantes para atraer inversiones de magnitud y poder pensar en replicar proyectos como los de Sábalo, Margarita o Incahuasi. Incluso se podría pensar en la reactivación de la producción de petróleo a mediano plazo.
¿De qué manera la CBHE articula el diálogo entre el sector privado y el Estado para enfrentar los desafíos actuales?
Hemos logrado importantes avances, especialmente desde 2024, con la convicción de que la reactivación del sector requiere una alianza público-privada. Hoy tenemos un diálogo técnico y transparente, enfocado en buscar las mejores alternativas para impulsar actividades en exploración y explotación que realmente impacten y contribuyan a mitigar la caída constante en la producción de gas, que, junto a una mayor demanda del mercado interno, provoca una reducción de las exportaciones y, por lo tanto, de ingresos para el país.
Nuestras empresas afiliadas, entre ellas las principales operadoras, están comprometidas con Bolivia y ello se refleja en la voluntad de buscar la mayor eficiencia en sus operaciones, pero también nuevas oportunidades, brindando servicios con los mayores estándares de calidad y el acceso a tecnología, entre otros aspectos. Esto tendría impacto en toda la cadena de la industria, donde las empresas de servicio también son actores fundamentales.
Como Cámara, vamos a continuar impulsando el diálogo, porque estamos convencidos de que es el camino para generar el crecimiento del sector. Además, las decisiones que se tomen en estos espacios, deben ser parte de una política de largo plazo, pues en nuestra industria los proyectos son de largo plazo y demandan varios años para mostrar resultados.
¿Cómo apoya la CBHE a sus asociados en la adaptación a nuevas tendencias y regulaciones del mercado energético?
La industria a nivel mundial marca tendencias y las empresas que operan en Bolivia no están ajenas a ellas, además, deben competir con proyectos en diversos países y hoy Bolivia no es un destino atractivo para las inversiones. Por ello, nuestro trabajo principal es impulsar lo que ya hemos dicho, el diálogo público-privado para promover cambios y acuerdos que viabilicen su actividad en el largo plazo.
Pero también estamos apoyando en el día a día, a partir de los problemas que enfrentan para buscar, de manera conjunta, oportunidades de mejora, acciones que promuevan una mayor eficiencia en las operaciones.
¿Cómo ve la CBHE la transición energética en Bolivia y qué oportunidades existen?
La transición energética es una realidad y como país, también tenemos la necesidad de avanzar en ese proceso. Bolivia tiene condiciones para impulsar proyectos de energía eólica, hídrica, y solar, además de biocombustibles, pero -al igual que en hidrocarburos- se debe generar un marco normativo que atraiga inversiones.
Bolivia aún tiene el potencial para ser un actor central durante y después de la transición energética. Primero, tomando en cuenta que el gas es el combustible de la transición. Desde el sector privado, queremos acompañar este proceso y consideramos que puede ser un espacio adecuado para una beneficiosa alianza público-privada. No obstante, esto también demanda un marco legal que brinde seguridad y factibilidad a los proyectos.
Quiero destacar el enorme potencial hídrico que tiene Bolivia, ya que la energía hidráulica es la única que, además de ser renovable, tiene el potencial para reemplazar grandes volúmenes de generación que hoy se logran quemando gas. Ese gas se podría estar exportando y sería retribuido a mayores precios y con divisas.
¿Qué ajustes regulatorios podrían incentivar la inversión y mejorar la competitividad del sector?
Como ya lo señalé anteriormente, consideramos que el proyecto que modifica la Ley 767 es una buena señal, pues permitiría mejorar la rentabilidad de los proyectos exploratorios. Esperamos que su trámite pueda avanzar en la Asamblea Legislativa Plurinacional, porque se trata de brindar condiciones que podrían movilizar proyectos en los campos que ya están operando y apostar a aumentar las reservas y la producción en el corto plazo, pues los resultados se verían en dos o tres años.
Es importante destacar que, de acuerdo a las estimaciones de todos los especialistas, si no se hace nada nuevo, Bolivia comenzará a tener la necesidad de importar gas alrededor del año 2029. La Ley 767 nos podría dar un respiro y postergar esa realidad al año 2033, pero si no hay un cambio normativo importante que modifique la Ley 3058 y que permita realizar grandes inversiones en exploración, Bolivia tarde o temprano tendrá que importar gas y seguirá importando combustibles líquidos como lo hace ahora.
Es necesario aumentar la producción para tener una mayor oferta de gas de exportación y atender adecuadamente el mercado interno, que está en constante crecimiento.
Bolivia requiere ser más competitiva en la industria mundial. Las empresas quieren desarrollar negocios en el país, pero hoy no ofrece condiciones adecuadas si se compara con otros países de la región. El alto “government take” es uno de los principales problemas, pues mientras en el país supera el 80%, en Perú es de un 42% y en Brasil y Argentina se ubica en alrededor del 55%. Estos números reflejan la falta de competitividad del país.
Como Cámara creemos que estamos avanzando hacia cambios que viabilizarán la actividad. Confiamos en que los diferentes actores vean que éste es un proceso en el corto y mediano plazo, que tendrá impacto en varios años. No obstante, estamos en un escenario de urgencia y los cambios deben adoptarse a la brevedad.
PERFIL
Nació en Cochabamba y es ingeniero industrial y petrolero, cuenta con maestrías en Ingeniería de Reservorios y en Gestión de Proyectos.
Con más de 15 años de experiencia en la industria de gas y petróleo, especialmente en el área de Desarrollo de Negocios, también ocupó cargos de alta gerencia, incluyendo la vicepresidencia de Exploración y Producción en YPFB y como miembro de varios directorios de empresas del sector. Actualmente es director Ejecutivo de la CBHE.