
Existe escasez de profesionales para las hidroeléctricas (Entrevista)
Williams Gonzales M.
Director Escuela de Graduados UPB – GERENTE INOVATEC
El experto en energía fue conferencista en el curso sobre Energías tradicionales y alternativas en la última versión de la Feria de Energías realizada en Santa Cruz. Ve la urgente necesidad de formar profesionales, principalmente en hidroelectricidad.
¿Por qué se está dando falencia de recursos humanos en el sector de las energías renovables?
Mi referencia a la falta de recursos humanos está ligado inicialmente a lo que es la parte hídrica. Bolivia, por mucho tiempo, no ha desarrollado recursos hídricos; estamos hablando de por lo menos unas dos décadas o más y, lógicamente, eso ha generando un vacío en la formación y en la experiencia de profesionales vinculados a este tipo de proyectos.
Y resulta que dentro del plan que actualmente tiene nuestro país, de expansión y cambio en la matriz de la energía, prioriza a la energía hídrica con proyectos que superan los 5 mil megas (MW) instalados y eso, lógicamente, implica la necesidad de incorporar equipos de personas en distintas áreas, no solamente en la parte eléctrica. Un proyecto hídrico implica manejo ambiental, manejo de ecosistemas, de ingeniería civil, de salas de máquinas, de sistemas eléctricos de potencia; entonces la experiencia de muchos profesionales nuevos de esas áreas en Bolivia no existe.
Resulta que esa deficiencia actualmente se está tratando de cubrir con personal de generaciones anteriores, que en algunos casos ya han cumplido el ciclo que normalmente tiene un profesional. Eso me hace pensar que hay necesidad de que debamos formar recursos humanos en ese sentido para los proyectos hídricos, en las distintas áreas.
Por otro lado, se han instalado plantas fotovoltaicas en Bolivia. Se tiene un plan eólico de 27 MW más en Qollpana para llegar a 80 (MW) y lo propio en la parte solar. Pero no se tiene un conjunto de profesionales capacitados para afrontar estos proyectos.
Yo creo que es una oportunidad para los profesionales jóvenes, para la gente vinculada al sector y para los que están relacionados a la actividad universitaria, como nosotros, de orientar los programas de formación para responder a estas necesidades que van a continuar, porque es un imperativo para nuestro país diversificar la matriz (energética).
Si bien somos dependientes del gas, el impulsar iniciativas de este tipo van a ayudar a no depender mucho de una sola fuente de energía, entonces va por ahí mi preocupación y mi orientación a la gente vinculada a esto, que hay necesidad de impulsar la formación de recursos humanos en estos campos.
Hablaba de un estudio que se hizo en una universidad privada de Bolivia ¿A qué conclusiones llega?
La Universidad Privada Boliviana, que muy pronto va tener su campus en Santa Cruz de la Sierra, es una es una fundación educativa que tiene origen empresarial. Bajo ese marco es que se impulsó un programa que lo llamamos Green Pyme, orientado a coadyuvar con las empresas de cierto porte, mediano y pequeño, para que puedan incorporar en sus procesos productivos, prácticas de uso eficiente de energía.
Entonces la experiencia en ese proyecto, que tuvo cooperación internacional, mostró que el empresariado no está preparado para afrontar esos retos. Se necesita un trabajo mancomunado entre empresariado y profesionales, inclusive entre los entes que pueden capacitar a la gente para visualizar el beneficio que puede traer el hacer un uso eficiente de la energía.
En otros países está comprobado de que una empresa que, por ejemplo, certifica la ISO 50001, que exige prácticas eficientes y uso racional del combustible para plantas térmicas o eléctricas, se puede generar un ahorro de un 20% a 25%. Es significativo, dependiendo de la dimensión de la empresa, pero lo que nos toca a nosotros es mostrar al empresario para que puedan tomarlo muy en cuenta y así apoyar ese tipo de iniciativas.
La experiencia de este proyecto nos mostró que ellos (los empresarios) no están muy convencidos y también son reacios al cambio. La resistencia al cambio se nota y tal vez eso va asociado a que están acostumbrados, no solamente los industriales, sino la sociedad boliviana, a disponer de energía barata y no valorizamos la energía.
Pero en estos tiempos, donde el valor estratégico de la energía es cada vez más importante, yo creo que hay que tomar acción en ese sentido.
¿Qué se debe hacer en Bolivia para orientar a los profesionales, o a algunas carreras, para que contemplen el uso eficiente de la energía?
En Bolivia, como mostramos, más del 65% de la energía eléctrica que generamos la consumimos en residencias y comercios. Entonces el uso en esos sectores están muy ligados al tipo de infraestructura, a la forma cómo aprovechamos los recursos bioclimáticos que tenemos en el medio y ahí el rol de los arquitectos es vital.
Porque el ahorro de energía y el uso racional de cualquier fuente debe aprovecharse de la mejor forma, como la iluminación natural, evitar el uso de iluminación artificial o el uso de las corrientes de viento que nos ayuda a generar un ambiente de confort, pero sin sistemas de refrigeración o de aires acondicionados que consumen energía.
Eso va muy ligado a la forma de cómo el arquitecto diseña o define la estructura de un determinado proyecto. Ahí es necesario que las escuelas de arquitectura incorporen los preceptos de Arquitectura Bioclimática, que en muchos países la llaman Arquitectura Sostenible; donde los proyectos deben aprobarse identificando la huella de carbono que deja un edificio, desde el inicio de obra hasta su operación y funcionamiento inclusive. Entonces la preocupación va por ese sentido.
PERFIL

Doctor en el área de Energía por la Universidad de São Paulo (Brasil) y la Universidad de Illinois (EEUU). Actualmente es decano de la Escuela de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Privada Boliviana (UPB).